El 'ahora' es ese momento esquivo que siempre estamos preparando pero nunca vivimos. Pasamos la vida esperando estar listos, tener más, ser más, mientras los días se acumulan como monedas en un frasco que nunca romperemos.
Vivimos en un perpetuo 'después': después de terminar esto, después de conseguir aquello, después de resolver lo otro. Y un día despertamos descubriendo que el 'después' se convirtió en 'nunca', y que la vida que preparábamos nunca llegó a ser vivida.
El presente es ese instante incómodo donde debemos tomar decisiones reales, por eso preferimos refugiarnos en la nostalgia del pasado o la fantasía del futuro. Vivir el ahora requiere coraje para enfrentar lo que realmente somos y no lo que fuimos o podríamos ser.
El tiempo es ese ladrón silencioso que no fuerza puertas ni rompe ventanas, simplemente espera a que te distraigas para vaciarte la vida sin que notes el peso de lo que se lleva. Solo cuando miras atrás entiendes cuánto ha robado.
Juventud es ese breve periodo donde tienes tiempo pero no dinero, salud pero no sabiduría, energía pero no dirección. Luego llega la madurez, cuando por fin tienes dinero, sabiduría y dirección... pero ya no tienes tiempo, salud ni energía.
Envejecer es ese proceso donde los días se hacen más cortos pero la lista de pendientes más larga, donde ganas experiencia pero pierdes oportunidades, y donde por fin entiendes el juego... justo cuando se acaba el tiempo de jugar.
Vivimos como si fuéramos inmortales, posponiendo sueños y pasiones para 'cuando tengamos tiempo', mientras llenamos nuestros días de obligaciones inventadas que, al final, no significarán nada cuando miremos atrás desde el lecho de muerte.
La gran tragedia humana no es que morimos, sino que muchas veces nos damos cuenta demasiado tarde de que nunca realmente vivimos. Pasamos nuestra existencia preparándonos para una vida que nunca llegamos a experimentar.
Nos quejamos de lo corta que es la vida mientras desperdiciamos horas en redes sociales, series sin sentido y conversaciones vacías. El tiempo no es escaso, somos nosotros quienes lo malgastamos en trivialidades y luego nos sorprende no tener suficiente para lo importante.
Estas frases no son para deprimirte, sino para despertarte. El reloj no se detiene, los días se consumen, y cada mañana que abres los ojos es un regalo que muchos ya no recibieron. La vida no es una preparación para algo posterior, es el espectáculo principal que ya está ocurriendo. Como dijeron los sabios: "El momento para ser feliz es ahora, el lugar para ser feliz es aquí, y la manera de ser feliz es haciendo que otros lo sean". El resto son excusas que nos contamos para justificar nuestra cobardía de vivir plenamente.